Dueña de un estilo que ha sido descrito como una fusión entre el Art Nouveau y el manga japonés, Audrey Kawasaki nace el 31 de marzo de 1982 en Los Ángeles, aunque actualmente reside en Nueva York. Estudió pintura durante dos años en el Pratt Institute en New York, dejándolo poco después sin acabar el grado. Conocida por sus pinturas e ilustraciones con una marcada carga erótica, Audrey nos deja un trabajo lleno de melancolía, sensualidad y dulzura. Expresa a través de sus imágenes de jóvenes medio niñas medio mujeres que, con un vacío en su mirada, parecen posar con objetos que las atan al mundo real, aunque estos sean a veces en sí mismos desconcertantes.

Kawasaki pinta óleos sobre laminas madera con los bordes redondeados dejando traslucir las vetas de éstas y haciendo que formen parte de la obra. La tonalidad pastel también es la otra característica fija que hace de una obra de Kawasaki fácilmente reconocible.

Sitio Oficial :

www.audrey-kawasaki.com







Cuatro casos hipotéticos basados en anécdotas reales. Cuatro posibles situaciones de vida que son, están y se sufren sin necesidad.

“Nahhh, ¿yo homofóbica? Si yo soy re-abierta. Mirá, uno de mis mejores amigos es gay, con eso te digo todo. Es di-vi-no. Cuando no tengo con quién ir a un casamiento o algo así lo llamo a él y entonces nadie me jode con lo de la soltería. Y bueno, es recíproco porque él me lleva a mí a sus reuniones familiares. Me parece que en la familia piensan que soy la novia, está todo bien. Intercambiamos favores, jajaja, vos viste cómo es esto. Encima, está buenísimo porque a veces me lleva a los lugares esos donde va toda gente como él… y, no sabés, te encontrás con cada personaje… yo
me siento como si fuera a una fiesta de disfraces sin límites. Y las minas… está todo bien con las minas… dicen que tienen un radar, así zafa porque no te joden. Se mezclan entre ellas. A veces son un poco secta me parece, pero mejor porque sino sí que sería un problema, ¿te imaginás? Qué asco. De los gays, está buenísimo que son más sensibles, entonces les contás todo como si hablaras con una mujer y sabés que te están dando más bola que al fútbol de los domingos, ves… eso no se puede con las tortas porque como no se pueden pelear por ver quién la tiene más larga compiten
por ver cuál parece más machito, medio al pedo, pero es así. Y a él, obvio que lo saco con mis amigos, nos encanta porque parece que no le molesta ser el centro de las miradas. Es el gay del grupo, otra no le queda. Aunque, ahora que lo pienso, cada vez viene menos con nosotros, me parece que se está metiendo en una de esas sectitas homo… y claro, así ¿cómo quieren que no los discriminen? Después salen con las banderitas de colores, festejando un orgullo no sé de qué… mirá si yo voy a hacer fiesta porque me gustan los tipos. No, no, ahí ya no comparto. Tampoco es cuestión de andar haciéndose ver, después la gente se confunde. Él alguna vez me pidió que lo acompañe, yo le dije que dé gracias por lo que tiene, la posibilidad de salir con amigos normales, porque antes eso no pasaba, y que las marchas esas lo único que hacen es darles una imagen negativa, como que se la pasan de fiesta. No sé, yo no lo entiendo, porque encima que le tocó ser como es… esa necesidad de tener que andar remarcándolo…”

Juan tiene cinco años, le gusta ir al jardín de infantes por las mañanas y a la plaza por las tardes. Tiene amigos y amigas, corre, juega, grita, pide videojuegos y artículos electrónicos para sus cumpleaños y para Navidad. Sonríe con frecuencia y no tiene más ñañas que las achacables a cualquier hijo único en edad preescolar. Una mañana, en el jardín, la maestra de Juan les pidió a los chicos que dibujaran a sus familias. Juan lo hizo, la consigna no presentaba ninguna dificultad. Sin embargo, la señal de alarma se activó en el rostro de la maestra cuando vio el dibujo del
nene y decidió que lo más conveniente era citar a su mam
á.
Marta y Carla llegaron puntuales en la fecha acordada. Tras los saludos protocolares, la maestra preguntó a Marta, cuyo nombre era el único que figuraba en el expediente de Juan, si Carla era amiga de la familia o pariente de Juan. Carla adelantó la respuesta: “Soy la mamá, la otra mamá.” La maestra, tratando de no dar signos de sorpresa o rechazo, pidió explicaciones del modo más educado que pudo: “ah…. es que Juan, en su ficha de inscripción, figura como hijo de madre soltera, por eso…”
Ellas, no sin cierto fastidio ante la costumbre obligada de tener que andar explicándose con frecuencia en situaciones similares, improvisaron una charla informativa sobre las familias homoparentales, familias invisibles en Argentina porque no hay ninguna legislación que recoja su existencia. Juan solo puede ser hijo de una de ellas en lo legal, aunque en lo afectivo haya sido deseado, buscado y hallado, desde un primer momento, por ambas. Juan nació de un vientre anónimo y se crió, a cuatro tetas, con dos mamás. Ellas decidieron no ocultarle nada a él
(¿cómo hacerlo en el seno de un hogar que aboga por la transparencia?) pero él, criatura perceptiva, entiende de la invisibilidad y no la acepta, prefiere dibujar. Si algo le pasara a Marta, Carla no tendría ningún derecho sobre el pequeño, él quedaría bajo la custodia de los parientes de Marta y de ellos dependería su futuro contacto con ella.
Ellas, como tantas otras y tantos otros, tuvieron todas las dudas y todos los miedos cuando se lanzaron a la aventura de ampliar la familia a sabiendas de que el tercero en cuestión probablemente quedaría expuesto a prejuicios y estigmas. Apostaron por educar a su hijo en la tolerancia y el respeto por la diferencia, e intentan dotarlo de herramientas que lo vuelvan menos vulnerable a las reacciones de alarma en las caras de la gente y a las posibles etiquetas invisibilizantes que lo esperan a lo largo de su vida.

- Bueno, lo primero que tenés que saber es que te queremos. Como padres tuyos que somos, un poco olfateábamos el asunto y bueno… si esta es tu elección y te hace feliz…
- Yo… no sé. No es ni una cosa ni la otra, es bueno saber que ustedes están y todo eso, pero no sé dónde estoy yo. Porque ahí afuera todo parece tan… áspero. Me da un poco de mucho miedo, así que nada. Por lo menos sé que es mi vida privada y de eso participa solo quien yo quiero que participe.
- Es difícil hoy, pero menos que ayer. Y sí, es tu vida privada. Aunque, bueno, tenés que estar preparada para cuando te señalen con el dedo. Porque a la gente le gusta hablar, lo sabemos.
- ¿Por qué tengo que estar preparada? No quiero salir, ni que la gente hable. Yo quiero llevar una vida normal, nunca quise ser diferente. Eso también sabemos.
- ¡Pero hija! Si vos misma te menospreciás... ¿Quién te convenció de perderte? Todos somos diferentes y no por eso menos normales… falta que los demás quieran verlo quizás.
- ¿Qué pasa si no estoy preparada? ¿A cuántos heterosexuales les piden que estén preparados para asumirse frente a los otros? No es justo, mamá. Antes muerta que tarada.
- ¿Tarada? Pero, ¿qué decís?
- Esto que me pasa, mamá. Ya sé que no es una tara biológica, pero decime si a vos no te parece que soy portadora de una tara social. La gente tiene miedo de contagiarse todavía.
- La gente… la gente tiene miedo porque ignora y teme el cambio, ¿o no? Yo te sigo viendo igual de normal que ayer, pero con la espalda menos cargada. Bueno… en última instancia… que piensen lo que quieran, pero creo esto se trata de que no derriben tu deseo de felicidad. Mejor ocupate de eso, en lugar de andar preocupándote por darles razones para que piensen una u otra cosa, ¿no te parece?

“Monoamb. amob. p/prja. 30m2. ilum., bño. amp., s/gge., blcón al fte. Bo. Norte. 4216545.” Suena bien, llaman y arreglan encuentro. Se presentan al agente inmobiliario, José y Enzo, 22 y 25 años, estudiantes y empleados comerciales. El agente los mira suspicaz: “El aviso decía que era para una pareja”. “¿No parecemos una?” responde Enzo con buen humor. “Ah, claro claro… ¿les gusta?”, reacciona rápidamente, aunque no sin un dejo nervioso en sus gestos. José y Enzo cambian miradas que denotan acuerdo “Nos encanta, y el precio es razonable, ¿cuándo podemos pasar por la inmobiliaria?” “Ah, sí, bueno… eso… esteee… yo tendría que hablar rimero con mi cliente porque… porque me parece que esto no es lo que se tenía en mente y… no sé… no queremos problemas con los vecinos. Ustedes entienden, ¿no? Esta es una zona residencial, aquí viven muchas familias con nenes chiquitos. Pero… nosotros los llamamos para avisarles, no se preocupen… Los acompaño hasta el ascensor.”

Nosotrxs entendemos, ¿no?

No.

¿Vos?


Pasa en las películas, pasa en la vida... Alexandra Mary Hedison nació el 10 de Julio de 1969 en Los Angeles, California. Es hija de los actores David y Bridget Hedison. Actualmente es una reconocida artista visual que abarca los campos de la fotografía y el cine.

En su obra fotográfica es claro el despliegue de contrastes que se percibe, las texturas y el tratamiento del espacio. Se encapsula en un momento, en un lugar, como una espía que narra la inmensidad de ese instante y lo describe en detalles claramente visibles. Se enfoca, delimita, muestra y demuestra.

Dentro de sus trabajos encontramos tres series de distinta índole: “Ithaka” una muestra de paisajes que fue presentada en La Galeria Rose en Los Angeles, “(Re) Building” y “Elements” las cuales fueron exibidas en el White Room en West Hollywood.

Sus últimas exhibiciones se realizaron en la Galeria Point of View de New York, Shoreditch Town Hall y Glass + Concrete en Londres y la más reciente en Santa Mónica en la galería Frank Pictures.

Además sus retratos fueron publicados en las revistas Time, USA Today, NY Times, People y Newsweek.

Paralelamente ha trabajado como directora de cine. En el año 2005 dirigió la animación “In The Dog House” y el documental “The Making of Suit Yourself”.

Datos no menos importantes:

Hedison es abiertamente lesbiana y ex pareja de la comediante Ellen Degeneres. En los años 2006 y 2009 participó en la serie The L Word interpretando a Dylan Morelan.







By Dionisia, La Bohème y Sunshine



Hablemos de género. Muchas personas pensarán en la seda, el jersey o el jean . No, ese género no. Tampoco es el género discursivo, dramático, o épico.

Hablemos de género como una construcción cultural que las sociedades imponen al individuo, género en femenino o masculino con una serie de conceptos e ideas que definen. Ahí aparecen las primeras exclusiones, es desde la base de nuestras expresiones y nuestras significaciones que comenzamos a excluir.

Hablar de varón/mujer, femenino/masculino, hasta de heterosexual/homosexual, por muy inclusivo que suene, es una manera de invisivilizar, de discriminar y de ignorar.
Muchas veces uno lo hace por ignorancia. En la escuela, la educación formal, nos enseñan que hay un macho y una hembra, que el “hombre” nace, crece, se reproduce y muere. No hay posibilidad de no ser mujer y tampoco ser hombre. No nos enseñan la posibilidad de ser mujer y sentirte hombre, ni tampoco de la de ser hombre y sentirte mujer, o la posibilidad y elección de no ser ninguno. El sistema necesita catalogar y etiquetar. Tampoco nos enseñan que no hay una sola forma de ser mujer y sentirte mujer o de ser hombre y sentirte hombre.

¿Qué pasa cuando crecemos? A veces sucede que sos una nena de 10 años y te obligan a jugar a las muñecas, mientras lo único que querés es jugar con la pelota (marimacho). O sos un varón de 18 años y te gusta cocinar y vestirte bien (trolo). Pero no se supone que estas cosas pasen.

Vivimos bajo las normas de un sistema binario. O sos hombre o sos mujer, si no, estás fuera.
Si tenés vagina sos mujer. Si sos mujer, tenés que vestirte de rosa y jugar a las muñecas a temprana edad. En la adolescencia deben atraerte sexualmente los hombres. De adulta parirás mil hijos, formarás una familia y cuidarás de ella.
Si, por lo contrario, tenés un pene, eres hombre. Si sos hombre jugarás a los autitos y a la pelota. De adolescente te excitarás al ver mujeres y la masturbación te estará permitida para el pleno desarrollo sexual. De adulto te casarás con una mujer a la cual preñarás las veces que consideres necesario y alimentarás las bocas que traigas al mundo.
De no cumplir esto, no tendrás los mismos derechos y libertades que las demás personas. Hasta tal vez dejes de ser considerado persona, y se abuse de ti por degeneradx. Pueden tildarte de inmoral, pero peor aún de amoral, porque las otras morales fuera del código hegemónico, casi siempre se invisibilizan.

Ser mujer, a su vez, significa estar por debajo del hombre, por más que hoy en día ganamos espacio público, aún nos falta ganar espacio privado, donde constantemente somos reducidas a menos. Si sos heterosexual, está todo bien, si sos homosexual haremos tu vida imposible. De bisexualidad ni se habla y los “travestis” son aberraciones, prostitutos o Flor de la V. Las lesbianas son unas locas de mierda, seguramente machonas y sumamente resentidas con los hombres. No son muchas, según el gran imaginario colectivo.
Lo que acabo de reseñar es demasiado simplista, burdo y hasta parecería cierto. Pero no, queridos lectores. Esta no es la realidad, ni siquiera en Tucumán.

El género no es la expresión de un ser interior, o la interpretación de un sexo que estaba ahí, aun antes del género.

El género es una actuación. La actuación que podamos encarnar con respecto al género estará signada siempre por un sistema de recompensas y castigos. Esta performatividad del género es una práctica social, una reiteración continuada y constante, en la que la normativa del género se negocia.
Si concluimos que el género no existe por fuera de esa normatividad, o sea que no esta en el cuerpo del sujeto, las normas del género no serían algo distinto que la reiteración y actuación de esas mismas normas. Por lo tanto estas normas están sujetas a la resignificación y a la negociación.


Yo me transformo al transformar. Yo soy hecho por la historia al hacerla.

De: Revista Hojas de Treból , colectivo de género y diversidad afectivo sexual.

www.hojasdetrebol.blogspot.com


Esto pasó en Tucumán inmediatamente después del Encuentro Nacional de Mujeres.
12 de octubre, feriado: pintura blanca en las paredes de la ciudad ocultando la euforia de la parte del pueblo que se había sabido hacer escuchar y hacer ver en los días anteriores.
13 de octubre, a primera hora de la mañana: la capa de la invisibilidad vuelve a hacerse sentir: "Aquí no ha pasado nada".
Pero qué gestión más eficiente! (pero qué sociedad más pacata esta en la que vivo!)

Porque por una vez la utopía pareció más cerca, aquí estamos y seguiremos estando en la lucha por la inclusión y la libertad.

Mar


La Asociación Argentina de Chongos (AACH) propone un test para medir la chonguez de las tortas que andamos por ahí pululeando. Esto de ser, nacer, devenir, lesbiana trae muchos estereotipos!!

Atrévase a hacerlo!, deje el comentario!

http://rumandmonkey.com/widgets/toys/testgen/6188/


Por Marian para Contrapunto(a)nº20

Discriminación, rechazo y ocultamiento son algunas de las tantas reacciones que se producen cuando abordamos el tema de diversidad sexual. En una provincia como ésta, donde la información y la opinión son manipuladas constantemente, un grupo de lesbianas y bisexuales se proponen desmitificar, incluir y visibilizarse.

Pasaron casi cuatro meses desde la primera reunión, y hoy ellas pueden asegurar que el vínculo es cada vez más fuerte y las convicciones cada vez más reafirmadas. Buscar entre las integrantes factores comunes, habla de una generación que no quiere aceptar el lugar marginal que la sociedad espere que ocupen. Todas cargan con historias personales que las movilizaron a unirse y organizarse, así formaron el grupo Cruzadas. En este sentido, Graciela, una de sus integrantes nos cuenta que “la primera vez que nos juntamos, noté que casi todas estábamos medio ‘desamparadas’, o sea, yo tengo mis amigas y esta todo bien con ellas, pero no es lo mismo que estar con gente que le pasa lo mismo que a vos, que se siente como vos…es un tema difícil de hablar, cargado de prejuicios y estando con otras lesbianas, sentís una contención que no creo que la hubiese sentido así en otro lado”. Durante la charla con Contrapunto, contaron que lo primero a lo que deben enfrentarse es a la mitificación sobre como es y debe ser una lesbiana; además de la desinformación que existe en temas relativos a la salud sexual entre mujeres, deslegitimando estas relaciones por no ser propias del orden heteronormativo que se impone en las personas, siendo éste (la des-información) otro de los motivos por los que se unieron al grupo algunas de las chicas, como el caso de Giselle, que comentaba que “mas allá de que exista internet como un gran medio para adquirir información, me uní al grupo porque ahí escuchas opiniones de otras personas reales, que viven situaciones concretas, que no tienen que ver con la mayoría de las personas que están heteronormativizadas, personas que me rodean y por las que antes me daba vergüenza o miedo agarrar a mi novia de la mano publicamente”

Nos salimos de la norma

Comentando cuales son los principales objetivos (y como tales, desafíos) del grupo, reflexionaron acerca de la posición en la que las ubica la cultura, y cómo escapar de la división sexista Hombre/Mujer, y por lo tanto de los roles que se espera que tengan en tanto cumplan las reglas heterosexuales les da un margen de libertad, “salimos de la posición que te asigna la sociedad por ser mujer, y empezás a cuestionar todo; escaparnos de la heteronormatividad nos da mucha libertad, pero a la vez, nos pone en conflicto con los otros, con toda una sociedad que piensa distinto, pero estar en ese lugar de disidencia, te genera una sensación de mucha autonomía y es por eso por lo que luchas” comentaba Graciela, y a esto suma Celina que decía que la autonomía tiene que ver también con dejar de esperar la aprobación de la gente, y empezar a generar el cambio desde una nueva postura, “esconderse no hace más que perjudicarnos, porque a medida que una se va asumiendo, la gente que te rodea también lo puede hacer, lo va tomando naturalmente, pero al reprimirte, esconderte y esas cosas seguís reproduciendo el discurso de la gente que no te acepta” y agrega “tenemos que salir de ese lugar de ‘estamos ofendiendo a alguien con lo que hacemos’”.
El sistema hegemónico inferioriza las relaciones lésbicas como aquellas que no pueden lograr la reproducción sexual (cómo único fin de las relaciones sexuales), las degrada desde discursos patriarcales que legitima la relación “verdadera” en tanto haya un hombre, muchas veces adaptando esta teoría al deseo de toda lesbiana de ser varón, en concreto las margina y sobre este punto Estefanía comentaba “nos pasa lo mismo que a cualquier sector de la sociedad que sea marginal, cuando no sos parte económicamente, sexualmente, religiosamente, cuando no cumplís con los parámetros que te imponen tenés q hacer doble merito para todo, si sos mujer, tenés que ser doblemente buena que un hombre para ocupar determinado cargo, solo por ser mujer; entonces ahí te das cuenta que el trato no es por persona ni por valore, sino que pasa por una cuestión política, que responde a intereses de que las cosas se mantengan como están y que nadie cuestione nada”.


Por Gatta

Antes de comenzar, aclaro que esta es mi postura sobre el Encuentro y que no todas las Cruzadas lo vimos y concluimos igual.


Pasó el 24º Encuentro Nacional de Mujeres y pasó en Tucumán. El jardín de la república se hizo una selva donde se pudo ver, hablar, leer, gritar y escupir una gran variedad de temas y posturas. Pero, ¿llegamos a algún acuerdo?

Voy a tratar de hacer un análisis imparcial, voy a tratar de no poner tanto mi postura, voy a tratar de mostrar el respeto hacia la diversidad y la vida del otro. Que es, al fin y al cabo, una de las principales consignas de esta agrupación. Voy a tratar…

Aproximadamente 20.000 mujeres, 54 talleres. Se hablo de todo, vinieron todo tipo de mujeres a defender sus posturas, a luchar por sus derechos, a no tener vergüenza ni miedo a las críticas del “otro lado” -este es un “lado” bastante abarcador, es más bien un círculo…-.

De eso, de ese orgullo, de esa lucha, estoy orgullosa. Nunca respire tanta libertad en Tucumán como lo hice este fin de semana- y no, nunca antes me subí a una estatua de Urquiza para ponerle la bandera gay en el cuello-, pero tampoco nunca, o quizás sí, me sentí tan decepcionada por la visión general del evento. Pasó el encuentro, pasaron miles de debates, pasaron miles de mujeres poniendo el cuerpo, los pulmones y toda su convicción en sus derechos -no estoy tomando posturas ni defendiendo a ningún lado… al menos todavía-. ¿Y hoy que queda en Tucumán? Como nunca, en mis 24 años de vida en esta provincia, la municipalidad, los curas o el ciudadano respetable, se encargó de pintar encima de –casi- todos los carteles que se pintaron el fin de semana, que no queden marcas, que no quedan palabras sobre esta discusión, después de la tormenta viene la calma …ruegan.

Acá se me complica seguir, tengo dos hojas de ideas que seguramente voy a borrar. Se puede discutir sobre el aborto, se puede discutir sobre las maneras de expresarse de cada agrupación. Es difícil llegar a un acuerdo cuando los valores son distintos…. Una cultura hegemónica y naturalizada contra mujeres hartas de ser discriminadas… Bueno dejo de ser imparcial -vuelvo en un rato-. ¿Violencia? ¿Salvajes? ¿Y los palos de los canas no eran provocativos? No apoyo la violencia, pero me da por el centro de los ovarios la parcialidad con la que miraron los hechos. Palos había de los dos lados, provocación había de los dos lados.

No estoy justificando a un grupo más que el otro- bueno, sí-, estoy puteando por la parcialidad y la censura con la que se vio todo el evento. Estoy puteando porque la gente se embolo porque le ensuciaron lugares que ellos respetan mucho- hay excepciones claro, si me viene alguien a pintar mi casa con ideas que no apoyo, no me daría gracia, ni tampoco si arruinan algo con mucho valor para mí. Pero apunto a que la gran mayoría se fijó más en los ladrillos que en los mensajes-. ¿No respetan a una mujer buscando un medio por donde la escuchen? Sí, no son los modos, pero anda a explicarle eso a alguien que lleva años siendo abusada, atropellada y que nadie la escucha. Estoy orgullosa porque esta vez no les quedo otra que escuchar, porque no se podía mirar al costado y zafar de la incomodidad.

El tema es complejo, trae a colación una gran cantidad de factores que cada agrupación defiende y escupe según concepciones opuestas de cosas tan básicas como qué es defender la vida. Yo creo que reducir a una mujer que realiza un aborto a una “asesina” es una forma patéticamente ignorante, o inteligente, de evitar debatir millones de problemas que nos tocan a todos. La solución es una buena educación sexual, la solución es que se repartan anticonceptivos, la solución es que el bebé, una vez que nazca pueda tener una vida digna. El problema es que eso no esta pasando, y no va a pasar si no reconocemos los millones de problemas, censuras y mentiras en las que vivimos. Eso no va a pasar si seguimos naturalizando abusos y seguimos desviando los problemas reales a prejuicios y visiones totalmente parciales del problema.

La verdad incomoda, la libertad incomoda. Hay que decidir, hay que hacerse cargo, y eso, incomoda. Luchar para cambiar a la sociedad no es un trabajo de 3 días al año, implica un compromiso diario, y eso cansa, implica un discutir constante. Salir del confort que produce el statu quo -esto para los que viven sin tantas incomodidades claro-, pelearle a los prejuicios, a las ideas fijas. Dije que estaba orgullosa, y estoy orgullosa de cada persona, más allá de su postura concreta, que sea capaz de razonar y luchar por lo que ama.

Tengo mis convicciones, creo en el respeto a la diversidad, creo en el derecho a la vida de todos los seres humanos, creo que somos libres de hacer lo que queramos en cuento no molestamos al resto, creo que ningún abuso tiene justificación y creo que la violencia es un círculo -otro-. Creo que el mundo no es justo y creo que el cambio empieza dentro de cada unx de nosotrxs.

Sinceramente no tengo los argumentos lo suficientemente firmes para discutir la mayoría de los temas que se trataron en los talleres- aunque ya esbocé algunos en mi gran desliz de subjetividad-. Pero sí tengo que agradecer a todas las mujeres que vinieron y lucharon por sus derechos, a todas las que debatieron y se divirtieron con toda su libertad. Porque eso no se borra pintándolo encima. Eso fue una semilla en muchxs de nosotrxs, vivir el encuentro y leerlo en los diarios nos volvió a mostrar algo que todas sabemos. Que la realidad es diversa y es según perspectivas. Nos mostró que hay muchas cosas que están mal, que hay muchas cosas que se pueden cambiar, y lo mejor de todo, nos mostró que hay muchas personas que lo están haciendo.


Mujeres que sienten, mujeres que debaten, mujeres que hacen, mujeres que se unen… Se nos fue el XXIV Encuentro Nacional de Mujeres y aunque quedamos un poco melancólicas (por lo que vimos, hicimos y demás…) nos deja una sonrisa dibujada con marcador indeleble. Hay muros altísimos que derribar, castillos que construir y tenemos la fuerza y el apoyo mutuo para hacerlo (sí, “las lesbianas nos apoyamos entre nosotras”).
Qué bonito ver y protagonizar este encuentro, cuánto power ladies… Y si bien ahora la potente energía que invadió Tucumán este fin de semana de a poco empieza a disminuir su caudal, no se diluye... algo cambió. Y en miles de mujeres, como en algunas paredes de la ciudad, quedará, al menos la formulación de, aquél stencil que a rojo vivo reza: “no soy lo que pensás, soy lo que yo quiero…”


Dq

* Para no quedarnos con la versión del diario local solamente, posteo dos links de artículos de Página/12...

Marcha de mujeres por el derecho a decidir
"Nunca vi abortar a mi perra"


** Foto by Mar


Sí, gemelas. Gemelas lesbianas, pero que no se sirven de eso para conquistar a la audiencia (comparar con las australianas de “The Veronicas”, con sus eternas caricias y miradas que exceden los límites de los lazos fraternales, jugando con tabúes y morbos). A qué viene entonces el hecho de nombrar orientaciones sexuales? No viene a cuenta de nada. Tal vez sea una justificación momentánea para poder recomendar su música. Y es que, Tegan & Sara hacen buena música...

Nacidas en los primeros años de la década del ´80, estas canadienses, desde temprano, se dedicaron a la música. A los 13 años ganaron un concurso de bandas bajo el nombre de “PLUNK”, y desde entonces no pararon. Con varios discos editados, siendo “The Con” el último, y con temas en series como “The L Word” y “Grey´s Anatomy”, las chicas dan cuenta de su talento: escriben y cantan sus propias canciones (literalmente, cada una canta lo que escribió y la otra acompaña haciendo coros).

Provistas de un humor especial, las hermanas Quinn hacen partícipe al público en recitales y entrevistas de hilarantes anécdotas familiares. Desde su humilde lugar, quien suscribe eleva ruegos y pedidos a quien corresponda para que Tegan & Sara den un recital en Tucumán (no será mucho pedir?), se compromete a darles alojamiento y Cruzadas puede hospedar al resto de la banda y staff. Desde ya, muchas gracias.


2.0







Frase difícil de decir. ¿Qué pasaría si al momento de dar el gran paso, estuviesemos rodeadas de amigxs, en nuestra misma situación? ¿Y si, además de darnos su apoyo, tambien ellxs salieran del closet, en una especie de salida conjunta?
De eso justamente trata la película francesa "Pour quoi pas moi?". Escrita y dirigida por Stéphane Giusti, el film relata el coming out de 5 amigxs: 3 lesbianas, 1 gay, y 1 heterosexual (que quería ver la reacción de sus liberales padres). Ahora, las sorpresas serán múltiples. Aceptaciones, negaciones, y muchas otras cosas más, en esta divertida comedia, que cuenta con las actuaciones de Amira Casar, Julie Gayet, Bruno Putzulu, Alexandra London, Carmen Chaplin y el conocido Johnny Hallyday.






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