Desde Junio estaremos todos los sábados de 18 a 20 hs en Pangea (Laprida 289). Lxs invitamos a compartir estas tardes entre mates, charlas y un ambiente cálido y amigable.

Cualquier motivo es bueno para pasar por ahí!!

Lxs esperamos!!


* Por consultas pueden escribirnos a cruzatedevereda@gmail.com


Una de las primeras frases que mi vieja lanzó cuando se enteró que era lesbiana fue “No vas a ser feliz”. La contundente afirmación me pasó por un costado, sin tocarme. No lo decía con maldad, sino con sincera preocupación, esa que todavía mantiene pero que ahora disimula. ¿Estamos destinadas al fracaso? ¿A relaciones promiscuas, histéricas y a corto plazo, como esas que se ven en “The L Word” o su copia inglesa “Lip service”? ¿Estamos destinadas al suicidio, a la soledad, al sufrimiento y/o al engaño como no se cansan de mostrar la ola de películas sobre lesbianas que vino a golpear a esta desinformada orilla?

Está bien, seamos justas, si hablamos de historias de amor en la pantalla grande más de una pareja -ya sea hetero, gay, bi o etcétera- podrá no sentirse identificadx. Ciertamente ningún director/a y/o guionista firmó un contrato que lx obligue a contar todas las historias posibles que podrían llegar a suceder en el planeta. Aún así, me animo a decir que pecaría de necix quien dijera que el cine no refleja -de maneras muy diversas- el contexto en el que está inmerso.

Seamos doblemente justas, las cosas van mejorando, ya no solo se ve a dos mujeres besándose en una porno. Aunque los primeros intentos –a modo de ejemplo en la industria musical las “Tatu” y en el cine “Criaturas Salvajes”- se ajustaban perfectamente a la “fantasía típica masculina”, de a poco, y no sin contra ataques, las parejas, tríos y grupos de lesbianas en la pantalla se fue diversificando. Pero, si el mundo hetero se hartó de las historias al estilo “Cenicienta” y “Romeo y Julieta”; yo levanto la voz y pido por favor ¡La cortemos con las tragedias lésbicas!

Ya lo entendimos, salir del ropero no es fácil, ahí están “Fucking Jamal”, “Lost and delirious” y “Kissing Jessica Stein” para, de distintas maneras, ilustrarlo. La homofobia puede llevar a finales trágicos y más cuando la marginalidad que puede producir ser homosexual se mezcla con otros dramas: “Monster” y “Boys dont Cry” nos los recuerdan con todo su crudeza.

Pasa en la vida y pasa en la televisión. Es verdad. Pero también hay otra realidad, la de ser lesbiana y ser feliz. Nuestras historias no cuentan cómo una pareja hetero, sacada de algún cuento de Disney, se ve trastornada por la aparición de una mujer poco convencional -“Eloise”, “Imagine me and you”-, sino el de dos mujeres que se saben lesbianas, que viven cada segundo de su vida como lesbianas y que todos los días pueden sonreír a pesar del espanto de quienes creen que nosotras solo pertenecemos a clínicas de rehabilitación, psiquiátricos o al infierno. Yo, nosotras, somos lesbianas felices y nos proponemos seguir siéndolo, ¿Ustedes se animan a verlo?

Gatta

Nota de la autora: Por supuesto, no hay un único destino posible ni deseable para las parejas homosexuales -ni de ningún tipo-, las películas que nombre -que tampoco son necesariamente las más representativas- hicieron su contribución a nuestra historia y están en todo su derecho a mostrar la perspectiva que deseen, lo que se quiere resaltar acá es que hay otra posibilidad, en la que nuestra condición de lesbianas no tiene por qué llevar intrínseco ningún drama.

Abril, domingo 10, nubes que van creciendo de la mañana a la tarde y se hacen lluvia a eso de las 17.15hs. Los equipos de sonido esperan en la caja de la camioneta para volverse al rato por donde llegaron, al proyector le vedan la salida por falta de impermeable. Posponemos el encuentro.

Mayo, domingo 8, tres semanas pasan, los días vienen soleados y este domingo una que otra nube aparece, sin terminar de empañar el celeste. Llegan el sonido y Dj Bouvet, puntuales. El proyector confirma asistencia. Va cayendo gente al baile desde temprano mientras nosotras vamos colgando los adornos y llenando la mesa para lxs invitadxs. Es una fiesta, que nadie se quede sin participar.


Isabel Toscano cuelga sus cuadros a un costado de nuestra mesa, buena altura, dos manos que se entrelazan y una mujer saliendo de un corsé en colores que llaman la atención. Nuestra mesa está al centro, frente al escenario, bizcochuelos, pancitos rellenos, fanzines, revistitas con información, baruyeras, manuales de aborto con misoprostol, pulseritas, pines, parches y otras yerbas comparten espacio y se van yendo de a poco en manos de quienes se acercan, hasta que la mesa queda limpia. Nos acompañan la feria de Pan y Rosas, la de Contrapunto y los Jóvenes Anarquistas. La gente se acerca a los juegos, las consignas son sencillas y directas “¿Quién se anima a ponerle la cola al cerdo machista?” y “Reventale el globo al sapo homofóbico”.

La gente recorre y empieza a agitar con los primeros acordes de Volstead que larga a eso de las siete, cuando el sol empieza a caer. Hay caras muy jóvenes, el pogo que más se mueve no llega ni a los cinco años, sus papás y mamás dan vía libre al juego. Después viene la murga, Pechando el camión presente, como siempre. Los redoblantes van marcando el ritmo de los malabares y lxs bailarines; se va perdiendo la timidez y se empieza a llenar la zona de baile. Los flashes brillan en la oscuridad, el piletón se mueve y hace ruido, las banderas de colores al frente y a los costados nos reúnen. Se siente el calor de la gente que pide más, llega la Banda del Río Salí con sus cumbias, al tiempo que largan las proyecciones fotográficas que nos hicieron llegar Emilia Dzienczarski, Silvia Granara, Cocó Viernes y Anahí González. El piletón se sigue sacudiendo y contoneando sus arcos, sigue la fiesta hasta pasadas las diez. No damos más pero estamos eufóricas, felices.

La fiesta se hizo posible, la lluvia no interrumpió el baile. Segundo año consecutivo generando un punto de encuentro libre de prejuicios, donde podemos mostrarnos como queremos ser, más allá de cómo nos dicen que seamos; difundiendo información y revelando que aquí estamos, que existimos, aunque algunos no quieran vernos.

II FESTIVAL POR LA DIVERSIDAD SEXUAL, autofinanciado por sus participantes, porque “las cosas pueden ser como son, o como vos quieras que sean”. Se viene la tercera…

*Imágenes de Atilio Orellana

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