La noción de género es una construcción que se realiza a partir de la época, el lugar, la cultura y la clase social. En este sentido, el género funciona como una serie de mandatos culturales y funciones que definen los sexos de manera tal que esa construcción social genera las distinciones, divisiones y las caracterizaciones que se nos presentan como “naturales”. Así, nos resulta “natural” que seamos las mujeres quienes realicen las tareas domésticas, que la maternidad sea considerada una meta para la “plenitud” de nuestra femineidad, que sea “normal” que se reproduzcan estereotipos de formas de pensar, sentir, y vestir que instituyen a la mujer como el “sexo débil” mientras que los argumentos machistas y heteropatriarcales se instauran a partir de roles impuestos a fuerza de armas y de mentiras disfrazadas por el discurso científico, que dejan de modo implícito la supuesta supremacía viril.

En la lógica del modelo de pareja heteropatriarcal, que forja roles claramente definidos, el hombre se posiciona como el sujeto dominante mientras que la mujer se convierte en el objeto a dominar, en una dialéctica opresiva dominante-dominadx que se ampara en instituciones válidas del Estado como la familia, la escuela y la iglesia. Dentro de esta línea de pensamiento, ¿qué sucede con las lesbianas y bisexuales? ¿Se repite el modelo dominante-dominadx? La idea es deconstruir,tanto en parejas heterosexuales como gays y lésbicas, este binarismo opresor.

Nada en la naturaleza obliga a un orden social determinado, menos aún si es discriminatorio, y el orden social que confina a las mujeres a ciertos roles “naturales” lo es. Lo es en la medida en que se constituye un impedimento para el ejercicio de nuestra libertad, de nuestro proyecto, de nuestra trascendencia.

Es por eso que nuestra tarea es descifrar, cuestionar, discutir, derribar un modelo y construir nuestra identidad como mujeres desde un nuevo posicionamiento, sin adoptar estereotipos que nos limitan y nos violentan. Luchemos por construir libres quienes queremos ser y reivindiquemos nuestra libertad de amar.



Dq & 2.0