Discriminación por género en el sistema de justicia en casos de violencia sexual
Dejamos aquí el link para descargar la Guía de Sexo entre Mujeres, creada por la organización Mujeres al Borde.
La guía nos pareció muy útil para sacarse mitos y prejuicios y también para conocer más sobre el sexo entre mujeres y la forma de realizarlo de manera segura.
http://www.mulheresrebeldes.org/Lesbianidades/Guia%20de%20Sexo%20entre%20mujeres.pdf
La guía está en fomrato pdf.
Disfrútenla!
Este sábado 11 de septiembre repetimos "las mateadas" que venimos haciendo hace un tiempo, y que consideramos como un espacio agradable para intercambiar ideas, intereses, curiosidades, experiencias, informacion, a las vez que tomamos unos mates y nos vamos conociendo.
El punto de encuentro en esta ocasión, es en los alrededores del piletón del parque avellaneda (av. mate de luna 1800). El horario de la cita es a las 17.hs.
lxs esperamos!!
si tenés alguna consulta, escribinos a cruzatedevereda@gmail.com
CRUZADAS invita a participar del TALLER DE VIOLENCIA ENTRE LESBIANAS a cargo de Desalambrando BS.AS. (www.desalambrandobsas.org.ar).
Deslambrando Bs.As. es el primer programa en Argentina dedicado a la prevención, asistencia e investigación sobre violencia, cuando esta tiene lugar en las relaciones entre lesbianas / bisexuales. A través del tiempo, ha extendido su campo de acción, trabajando también en la concientización y sensibilización acerca de la violencia cultural, social e institucional hacia las lesbianas / bisexuales y hacia todas las personas que a causa de su expresión, identidad de género o de su orientación sexual sufren discriminación, violencia o segregación.
Las actividades de este taller fueron pensadas para mujeres lesbianas y bisexuales con ganas de adentrarse en una problemática que muchas veces se invisibiliza dentro del mismo colectivo. Desde Cruzadas, nos parece importante contar con su participación para comprender un poco más parte de la compleja realidad que vivimos y contribuir a su transformación ;)
El taller será este SÁBADO 10 DE JULIO en SONORA CasaTomada (suipacha 558- San Miguel de Tucumán) de 10.30 a 17hs. El almuerzo lo hacemos entre todxs, a la canasta.
Por favor, confirmanos tu asistencia a cruzatedevereda@gmail.com
Barbie es un juguete, pero un juguete sexual. La inventó un tipo que considera a las mujeres poco menos que objetos. Un hombre macho fascinado con los prostíbulos. Un tipo obsesionado con las mujeres de apariencia aniñada, virgen, dócil, que en sus propias oficinas de Mattel, mientras diseñaba a sus muñecas, recibía las llamadas de la proxeneta que le enviaba prostitutas cada vez más jóvenes. En ellas se inspiraba para la creación que terminó en manos de millones de niñas del mundo.
Barbie invita a las niñas a jugar a Sex and the City o a la cabaretera.
El problema con Barbie no es la muñeca hermosa en sí misma, sino lo que representa. Representa a la cultura de la mujer-madre-sexi-amadecasa-dócil, de la mujer manipuladora que juega a hacerse la tonta para lograr sus objetivos usando su “encanto”, representa la cultura de la mujer con tetas, pero sin clítoris. Esa sonrisita inocente de Marilyn Monroe que esconde a una mujer deprimida y utilizada por el poder, víctima de su propio personaje.
Eso es lo que esconde el símbolo, por eso incomoda a tantas personas. La fabricó para que todos los hombres tuvieran una rubia boba y tetona en casa.
El hecho es que la muñeca más vendida de la historia sea producto de la travesura fetichista y machista.
La historia lo confirma y la realidad lo reafirma cotidianamente. Dale una espada a un niño y querrá hacer la guerra. Dale una Barbie a una niña y pensará que sin tetas no hay paraíso.
El hecho es que la muñeca más vendida de la historia sea producto de la travesura fetichista y machista.
La historia lo confirma y la realidad lo reafirma cotidianamente. Dale una espada a un niño y querrá hacer la guerra. Dale una Barbie a una niña y pensara que sin tetas no hay paraíso.
Matrimonio entre personas del mismo sexo, una vuelta de tuerca.
Mucho se habló sobre matrimonio en estos últimos meses. La historia del matrimonio, la etimología de la palabra matrimonio, quiénes pueden formar un matrimonio… Muchas voces se escucharon, muchas otras se hicieron oír. Finalmente, la ley se aprobó, y cada cual a la casa, algunxs con muchísima alegría y regocijo, otrxs con un miedo profundo y un odio tremendo.
La conquista de este derecho fue una lucha que llevamos a cabo todxs los que marchamos, todxs los que discutimos alrededor de una mesa, todxs los que sonreímos cuando en la madrugada del 15 de julio la ley fue aprobada.
Es un hecho. Ahora personas del mismo sexo pueden casarse, adoptar, compartir obra social, heredar, y otra serie de privilegios dispuestos por la ley.
El matrimonio es un contrato que reconoce ciertos privilegios sociales y económicos a ciertas personas. Parecería ser que, al reconocernos este derecho, dejaríamos de cargar con el estigma de la promiscuidad, ya que al permitirnos casarnos, se supone que reproduciremos la pareja monogámica hegemónica. El matrimonio es una institución normalizadora y normativa, donde se regula y se privatiza la sexualidad, excluyendo y marginalizando a otrxs, excluyendo las posibilidades de libertad sexual que siempre fueron objetivos de los movimientos de liberación.
Este es un punto de partida ¿cuál es el punto de llegada? ¿Qué estamos dispuestxs a ceder en ese camino? ¿No existen caminos alternativos?
Como activista me propongo revisar todas mis relaciones sociales, cuestionar mi forma de relacionarme con el mundo y como el mundo se relaciona conmigo. Reproducir instituciones heterosexuales, patriarcales y capitalistas no debe ser un fin, sino, tal vez, un medio, para lograr que estas instituciones caduquen, dejen de ser necesarias, destruirlas desde su interior, como el caballo de Troya. Decir que estoy a favor del matrimonio sería una contradicción, decir que estoy en contra, sería políticamente incorrecto. Tampoco siento la necesidad de pronunciarme de un lado o del otro, porque no creo en los pares simples y binarios, pero sí creo necesario llamar a la reflexión, a la crítica y al debate.
Milagrx
Es ley, nos podemos casar. Gracias a un recorrido histórico de lucha y reconocimiento. Gracias a una progresiva apertura mental de- parte de- la sociedad. Y gracias a disputas y luchas de poderes, entre otras cosas. Sería muy iluso decir que todo transcurrió como debía, sería iluso suponer que la ley trae adherida un cambio de mentalidad en la gente. Sería poco optimista decir que no vamos por buen camino.
Vamos por partes.
Estamos contentxs, sí. Conseguimos un reconocimiento que va mucho más allá de la ley en concreto y conseguimos una ley que exige cambios en la sociedad para funcionar. Lo que, valga la aclaración, es muy bueno. Más allá de la norma concreta, se nos reconoce legalmente como iguales, con los mismos derechos, deberes y capacidades que cualquier ciudadano argentino. Mucho más allá de la norma, están los ciudadanos argentinos. Los que lucharon a favor y en contra. Los que no entienden por qué tanto escándalo, los que lucharon al lado de sus amigos o familiares homosexuales y los que les parece “una abominación”, “antinatural” o similar a querer casarse con una lechuga. Para que podamos realmente disfrutar de esta ley, se exigen cambios en la sociedad, y eso es bueno.
El cambio que tiene que atravesar la sociedad argentina es algo bastante parecido al proceso de “salir del clóset” por el que pasamos los homosexuales. Es afrontar las cosas como son, o mejor dicho, como queremos que sean. Es salir de un supuesto “orden natural” y replantearse cómo realmente queremos vivir, de qué somos capaces y por qué luchamos.
La sociedad nos brinda un abanico de roles sociales, donde cada uno debe mantenerse dentro de ciertos parámetros de “lo correcto” y evitar caer en ese misterioso agujero negro de “lo fuera de lugar”. Unos trajes que no están hechos a medida y que siempre incomodan por algún lado. Una relación homosexual, en Tucumán, no tiene traje, ni ningún manual de costura, tiene un ropero donde esconderse. Si uno tiene ganas de salir, sale desnudo e improvisa, siente y piensa.
Para ilustrar esto voy a escribir una, de las miles, de preguntas que me hice cuando empecé a salir con una mujer. Una situación cotidiana, abrir una puerta cuando entramos a un bar… ¿quién pasa primero? ¿¿¿La dama??? Esto puede sonar estúpido o irrelevante, pero creo que, a muy pequeña escala, ilustran ciertos debates internos, necesarios para despojarnos de esos prejuicios, de esos trajes, closets, anteojos o mochilas que no se ajustan ni a nosotros ni a nuestra realidad.
Yo, mujer lesbiana, puede actuar “caballerosamente” si lo deseo o puedo dejarme mimar si así lo siento. Puedo ser mamá, papá, estudiante, empleada, jefa, presidenta, solterona o ama de casa. Lo aprendí cuando “salí del clóset”, cuando observe el mundo que había afuera, no el mundo patriarcal y heteronormativo, ese que te encierra, y se encierra, en un clóset. Un mundo un poco más libre de prejuicios, donde la gente se anima a tratar cosas nuevas. Donde la gente se besa en la calle y donde lo que queremos es poder expresar el amor en libertad.
No me mal interpreten, no estoy diciendo que ser homosexual traiga aparejado ser una persona con menos prejuicios o con mayores capacidades de dar amor. Pero la situación, la negación de algo tan fuerte como el derecho a expresar el amor que uno siente por otro, simplemente porque alguien dice que “está mal”, lleva, casi obligadamente, a que uno se replantee muchas cosas. Y ahora que salió a la luz, es un debate que obliga a que todos nos replanteemos muchas cosas. Que entendamos que nuestras vidas no tienen por qué mantenerse estáticas y que para ser felices nos tenemos que aprender a parar y luchar por lo que amamos.
Otro punto, no creo que el debate que surgió alrededor del matrimonio homosexual haya estado despojado de clósets. Vi mucha crueldad e ignorancia, vi estrategias y mentiras. Vi peleas camufladas. El proceso se desvirtuó, el día antes de la votación en el senado, no se hablaba de la ley, se hablaba de la pelea de los Kirchner contra la iglesia ¿Y nuestra lucha? Nuestra lucha estaba en las calles, estaba en los debates diarios, en los conflictos y charlas con colegas, familia y vecinos. En el respeto inesperado que te abraza y contiene y en la amarga desilusión de alguien que te da la espalda.
Durante el debate, hasta que salio la ley y todavía ahora, hay muchas cosas que siguen escondidas en algún clóset, prejuicios, ambiciones, miedos y dobles intenciones. Pero yo no. Nosotrxs no, ustedes no. Muchos de nosotrxs salimos del clóset, y no solo para casarnos. Para ser lo que somos, homo o hetero, casados o solteros, porque lo queremos, deseamos y merecemos.
Puedo ser libre, tengo que ser libre. La historia de nuestro país dio vuelta una página y no hay nada escrito, somos los dueños de nuestro futuro. Dimos el primer paso hacia una sociedad más tolerante. Pero es importante dejar en claro que es un primer paso y que quedan muchos más por dar. Es un reconocimiento, es igualdad ante la ley. Mucho más allá de la opinión que cada uno tenga de la institución matrimonio y de las ganas de casarse. Es un reconocimiento. Hola, acá estamos, existimos y nos amamos como ustedes. Miren, escuchen y aprendan junto a nosotros. Es un nuevo mundo el que estamos creando y todos formamos parte de él. Todos podemos y todos debemos reconstruir nuestra vida como lo deseamos. Afuera del clóset.
Gatta, Cruzada