Hablemos de lo que hay hoy: una sociedad polarizada, una sociedad que acepta una división entre incluidos y excluidos, un grupo de incluidos que creen que los que están fuera solo quieren ser como ellos, un grupo de excluidos que solo quiere ser parte de los que están dentro y también otro grupo de excluidos, y quizás algunos incluidos, que quieren romper con lo binario y hacer de la diversidad una realidad visible de todxs y para todxs. Hoy hay una sociedad que se pretende aceptante de la diferencia, siempre y cuando estas diferencias se mantengan claras y jerarquizadas, que sostengan, sin grandes alteraciones, el statu quo establecido.

El matrimonio es una más de las instituciones que conforman a ese sistema que reconoce abiertamente que los que cumplen con determinados requisitos se benefician, mientras que los otros no. Rastreando en escritos históricos encuentro una definición que me desanima: “institución de apareamiento”, viene a reafirmar su carácter reproductivista, indisolublemente ligado a la familia patriarcal: unidad compacta y estructurada que reproduce el orden de dominación y sujeción que se da en las otras esferas de la vida social.

Sabemos que no todas las familias son iguales, entendemos que a lo largo del tiempo la institución se modificó para adecuarse a nuevas necesidades. Sin embargo, cabe preguntarse si esas modificaciones que se produjeron no fueron más que pequeñas concesiones que, en verdad, no significaron cambios estructurales en lo que al mantenimiento de relaciones asimétricas refiere. Después de todo, socialmente hablando, la mujer sigue prefigurándose como “el sexo débil” a los ojos de la inmensa mayoría, la madre por excelencia, y mejor ni pensar en si se ve “mejor” a la mujer soltera o a la divorciada.

En la práctica real, hay hoy familias que no son tales para el Estado. Hay hombres y mujeres que quedan sin pensiones, que no pueden acceder a obras sociales, que ven negado su derecho a la paternidad o maternidad por no poder adoptar o no ser reconocidos como padres legítimos de aquellos que ya son sus hijxs en la vida diaria. Familias cuyas vidas se verían sustancialmente transformadas para bien de lograrse el cambio propuesto a la actual ley de matrimonio civil. Sólo por eso, creo que la propuesta merece mucho más que ser apoyada.

Sin embargo, no debemos olvidar que la transformación debe ser más profunda. No porque esto se alcance debe pensarse que la ideología patriarcal está cediendo su espacio, puede que no sea más que una de sus formas de negociación para sostener su propio equilibrio. El cambio legislativo es un avance, pero deberíamos, por un lado, asegurar los modos de garantizar su cumplimiento en el campo legal, y por el otro, no cesar en la lucha para que la transformación social rompa verdaderamente con las estructuras héteropatriarcales y deje de esconder mecanismos de coacción bajo la apariencia de la libre aceptación.

*Por Mar

7 comentarios:

Pablo Giori dijo...

Buenisimo! Aveces creo que no hay que pujar por agrandar la idea burguesa de familia, hay que pujar por nuevas formas de legalidad que no sean aprosoras ni reproductivistas. Quizas hay que darles la razon, nos salimos de la familia y es algo muy bueno! Peleemos por nuevas formas de asociacion legal que no pasen por el signo catolico y reproductivista de la familia!

ro dijo...

duda, creo entender que la reforma de los artículos habla de 'contrayentes' y no hay referencias a género, ¿es así?.
(la maraña jurídica me marea,agradezco si me lo aclaran)

Me interesa ese detalle, en la medida que esas propuestas se construyen a partir de la asunción de diferencias entre los heterosexuales y los homosexuales, que -claro- las hay, o de las diferencias entre los hombres y las mujeres. De lo contrario sería a partir de la horrible concepción de que esas diferencias son importantes y que el estado, el marco jurídico, tienen que ocuparse de tales. Que las diferencias de orientación sexual o de género son una característica tan relevante como el color de piel. Y qué políticamente incorrecto que suena el que en la cédula se ponga la raza, o que haya casamiento, pero sólo para los negros.

Al quitarse toda referencia al género, se solucionan "automáticamente" todas estas disyuntivas. Un casamiento es entre dos personas, y no hay posibilidad de cambiarse legalmente de sexo porque legalmente no se tiene sexo, eso es cosa de uno.

antisadomaso dijo...

Que la civilización burguesa haya impuesto su concepción de familia es otro cantar. Acá más allá de cuestiones filológicas y semióticas, a todas las personas se nos niega el derecho de formar una familia, si queremos hacerlo con alguien del mismo sexo y/o género. No basta con lograr una ley inclusiva de matrimonio (o como se llame) hay que joder _ entre otras cosas _ por una educación no sexista desde nivel inicial, donde a todas las personas se nos transmita que todxs tenemos el derecho y la capacidad humana de amar y unirnos a personas de igual o distinto sexo/género y que las formas de familia son plurales y abiertas a todxs. No somos "seres especiales" merecedores de compasión. Somos humanxs y al carajo con las mayorìas y las minorías sexuales. Cuando cambie la educación vamo a ver que se equilibran las cosas y se acaban los ghettos.
Carlos

Dq dijo...

Efectivamente ro, se trata de sustituir: "hombre y mujer" por "contrayentes" en el artículo 172 del Código Civil.
De darse esto quedaría redactado algo así como: "Es indispensable para la existencia del matrimonio el pleno y libre consentimiento expresado personalmente por los contrayentes ante la autoridad competente para celebrarlo. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo"



Dq

(es tan innato en mi esto de navajita suiza...)

antisadomaso dijo...

Asi que bueno, "ni el mas rebelde puede vivir totalmente por fuera de las instituciones" decia un compañero trebol. Si las instituciones de esta democracia son funcionales al patriarcado-capitalismo, hay que subvertirlas para que vayan respondiendo al pueblo diverso que las sostiene y vive dentro de ellas.
Matrimonio al acceso de todos y todas por igual, con ese nombre o con otro, es lo de menos

trebolxs dijo...

De poco va a servir el igual acceso al matrimonio si no encaramos al mismo tiempo una profunda transformacion social y cultural: los medios tratan para el orto a la diversidad, en este momento en mi casa estan viendo una peli plastificada made in USA con el metrosexual Luc Grant (o algo asi) y la archihetero Julia Roberts: la parejita ideal. Y en el lugar del bufón que espera infructuosamente los favores de Grant, una marica perdedora, caricaturesca al extremo, a la que Grant todo el tiempo psicopatea con "hablaremos mañana". Puajjjjj
Carlos Ni Puto Ni Sumiso

ro dijo...

Dq, gracias por la aclaración, (disculpas por responder tarde). Me alegro que así sea, apunta a igualar, y no a señalar.

A trebolxs, sin duda que el matrimonio es una institución de viabilidad cuestionable incluso entre los heterosexuales, es algo que parece perimido. Y es cierto lo que decís, este logro no es suficiente para solucionar problemas y situaciones con raíces mas profundas, que tienen que ver mas que nada con la educación y un esquema de dominación, pero al menos viene a paliar y a dar una base para apelar por otras causas en otras condiciones. Lo que no es poco.
Qué se yo, podemos cuestionar el valor del voto y la representatividad democrática en el siglo 20 también, pero no por eso deja de ser importante el logro del sufragio femenino..y así...No creo que el sistema sólo nos fagocite por eso, principalmente porque los problemas siguen estando.

salutes

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