17 de mayo – Día internacional de Lucha contra la Homofobia
El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció públicamente que la homosexualidad dejaría de estar incluida en su lista de enfermedades mentales. En el año 2003 se propuso que este día fuera una jornada global de acción en torno a la violencia contra las personas LGBT. La fecha se constituye como momento simbólico a nivel mundial para superar un sesgo médico que ha marcado los discursos de muchos sectores de tendencia homofóbica. Esta decisión de la OMS también sirvió como aporte a favor de las luchas mundiales por el reconocimiento de la diversidad sexual y de los derechos de las personas que expresan su sexualidad de forma diferente respecto del modelo heterosexual dominante.
Reivindicamos el 17 de mayo como un día de lucha, ya que pasaron 20 años de la declaración de la OMS y la situación legal y social de gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales e intersexuales dan cuenta de las diversas formas de violencia y discriminaciones que continúan sufriendo y siendo legitimadas por el orden social dominante.
Denunciamos que la transexualidad sigue siendo clasificada como Trastornos de la Identidad Sexual. Denunciamos el abuso a las travestis, especialmente por las fuerzas policiales que aprovechan de su situación de vulnerabilidad por trabajar en las calles, y con frecuencia son golpeadas, violadas y saqueadas
Luchar contra la homofobia significa cambiar las preguntas y dejar de asumir la heterosexualidad como única posibilidad. Luchar contra la homofobia significa incorporar la sexualidad en el sistema educativo como una forma más de expresarse libremente y que diferentes identidades sexuales se hagan visibles y legítimas desde la enseñanza escolar. Luchar contra la homofobia significa que los medios de comunicación asuman su responsabilidad ética para con la sociedad y no reproduzcan como únicos a los estereotipos que nos excluyen y discriminan. Luchar contra la homofobia nos corresponde a todas las personas que creemos en el respeto hacia los derechos humanos.
Hoy alrededor de 80 países en el mundo criminalizan la homosexualidad y condenan los actos sexuales entre personas del mismo sexo con penas de prisión; nueve de estos países mantienen para estos casos la pena de muerte.
Situación en Argentina
Estamos atravesando un momento histórico. Diputados y senadores están discutiendo si le “conceden” a las personas no-heterosexuales un derecho vedado, el matrimonio. El estado no crea derechos, sino que los reconoce. Como siempre voces opositoras se levantaron en contra de esta iniciativa. Si tenemos buena memoria, esto no nos sorprendería tanto, ya que en el año de 1994, el Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, dijo que los homosexuales eran “una sucia mancha en el rostro de la nación”, mientras hacía un llamado a la creación de una zona de exclusión para ellos. La gran parte de la población argentina practica el culto católico, por lo tanto palabras como las de este arzobispo representan un gran peso en la opinión pública, contribuyendo a fomentar la violencia y la discriminación hacia las sexualidades disidentes. También persiste un amplio sector de personas que, de alguna forma, se autodiscriminan al negarse ellos mismos asumir la identidad sexual o parcticas sexuales que les atraen por temor al castigo social y a la discriminación.
Hace poco más de dos meses Natalia Gaitán, una joven cordobesa, fue fusilada por ser lesbiana, el crimen fue perpetrado por el padrastro de su novia puesto que no toleraba la relación. Los medios de comunicación invisibilizaron el asesinato junto con las causas del mismo.
Esta es una de las tantas vidas que la intolerancia, los prejuicios, el odio, la violencia, se llevo consigo.
El 17 de mayo no celebramos nada, luchamos por todas las voces silenciadas.
Ninguna agresión sin respuesta. No queremos tolerancia, exigimos lo que es nuestro.
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