Cuando Isabel conoció a María se enamoraron. Y chau, no le demos vuelta, eso pasó.
Ahora sí: el mundo se paró, los lapachos florecieron antes de tiempo, sus corazones fueron de repente sólo uno, la respiración se les detuvo, las mariposas hicieron de las suyas y ni hablar de las hadas, cupidos y duendes que –tan abiertos ellos- agilizaron los papeles de la burocracia del amor “prohibido” y a la distancia, para fundirlas en un encuentro inolvidable.
Uff.
Además, pasaron otras cosas. Que para entenderlas habría que, primero, conocer cómo se conocieron María e Isabel. Y para ello habría que, primero, conocerlas a ellas.

María
¿Vieron esas personas que hicieron absolutamente de todo en su vida? Eco! Esa es María. Además, –vaya uno a saber por qué o cómo lo hacen- es de esas personas que siempre están de buen humor. Habilidosa, trabajadora y práctica a más no poder, María sabe hacer de todo. Aunque, hay que decirlo, los detalles no son lo suyo y mucho menos la búsqueda de perfección. Simplemente se divierte. Mira dibujitos, habla con las plantas. Habla con su gato. Habla con la comida. Habla con la gente de la “cola”. Habla. Y se ríe. (Y se distrae).
María vivía en Buenos Aires cuando conoció a Isabel. Su provincia de nacimiento quedaba lejos, y su familia aún vivía en ese lugar. Pero las circunstancias (léase: familia, trabajo, ideas, deseo de libertad, “gustos”, espíritu aventurero, etc) la habían llevado a la city porteña y, fiel a su estilo, había hecho de todo para sobrevivir desde el principio.
Cuando conoció a Isabel estaba ya asentada y relativamente tranquila en la gran ciudad. Ah! Y en pareja (Pero es un detalle).

Isabel
¿Vieron esas personas que nunca se quedarían sentadas esperando que arreglen sus problemas? (Ya se que no hay tantas, usen la imaginación). Bueno, así es Isabel. La fuerza de voluntad y la perseverancia hechas persona.
Más que habilidosa -de hecho toda una artista-, Isabel sabe aprovechar su arte para vivir. Y, antítesis de María, los detalles son lo suyo: perfeccionista, meticulosa, sabe que lo que hace es admirado por todo el mundo y a pesar de hacerlo hace más de 20 años, cada día lo hace mejor (y nunca deja de buscar hacerlo mejor).
No mira dibujitos, pero es cinéfila declarada. No habla con las plantas. Ni con el gato. Ni con la comida. De hecho, no habla a menos que le pregunten algo. Y si se ríe, es porque valió la pena el comentario.
Pero…ahora que lo pienso, tengo una confusión de tiempos verbales.
Y es que Isabel no es la misma desde que conoció a María. De hecho, ahora tienen un perro, y la que más le habla es Isabel. De hecho –insisto- Isabel no para de hacer bromas o comentarios irónicos ante cada distracción de María…
Pero me fui del tema. Estábamos con Isabel…
Ah!, si: Isabel tiene 3 hijos, y ya los tenía cuando conoció a María. Ya se había casado, y ya se había divorciado tras 15 años de matrimonio con un hombre bastante “inestable” (pero esa es otra historia).
Isabel viajó a Buenos Aires a comprar insumos para su arte. María, por distintas circunstancias (que también son parte de otra historia) alojó en su casa a Isabel.

… (Sí, puntos suspensivos)

Lapachos
Bien, estábamos con los lapachos que florecían antes de tiempo. Y sí, me olvidé antes un detalle: Isabel es de un pueblo lleno de lapachos, un pueblo tranquilo, un pueblo híbrido que no termina de definirse entre su tamaño de ciudad y su aire de infierno grande.
En ese pueblo hace muchísimo calor y los lapachos suelen adelantarse a la primavera, pero el cambio climático no ayuda al romanticismo de mi relato así que vamos a interpretar que los lapachos simplemente se alegraron de que María se mudó al pueblo.
Sí, se lo tomaron en serio las chicas y de repente, María dejó su vida de Buenos Aires y se trajo el gato.
Y digo se “trajo” porque sí, yo también soy de ese pueblo. De hecho, y perdón que olvide los detalles, yo soy una de las hijas de Isabel.

Si piensan que aquí comienza otra historia llena de sucesos traumáticos, lágrimas, dudas existenciales, intentos de suicidio o crisis económicas derivadas del gasto en terapia se equivocan.
Cuando María y mi mamá se conocieron yo no entendía nada. Lo que no entendía era por qué mi mamá estaba tan feliz; no entendía, claro, hasta que yo conocí a María.
Pero sinceramente lo terminé de entender cuando María vino al pueblo. Cuando mi casa -que ahora es la suya- y mi lapacho rosado en la vereda, se llenaron de alegría. Cuando sus comidas a las que tanto les conversa (algo que todavía no termino de descifrar) se convirtieron en mis menús preferidos. Cuando mi mamá –Isabel, no se olviden- pasó a pensar más en sí misma, a ser la mujer que tanto tiempo había escondido tratando de ser fuerte ante las circunstancias “inestables” que el ex –sí, mi viejo- había dejado de herencia matrimonial.

Como se darán cuenta, sufro profundamente la carencia de afecto, derivada lógicamente de la ausencia paternal y de la transgresión a las normas naturales y divinas que en mi hogar se ha cometido. Ni hablar de lo que mi familia debería ser y no es, ese núcleo de la sociedad vital para el desarrollo armónico de toda criatura.
Como verán, también hago comentarios irónicos. Claro, soy digna hija de Isabel.
Pero, como verán, a veces olvido algunos detalles.
Claro.
Es que también soy digna hija de María.

//Epifanía

10 comentarios:

Unknown dijo...

historia conmovedora si las hay!!

Anónimo dijo...

le falta bastante al relato, bastante confuza su estructura! Pero bueh es lo q hay no? Besos y espero q el blog mejore

clerop dijo...

La verdad.. me encantó :)

euge dijo...

hermoso y bien explicativo. Un sentimiento familiar y de esos con mucho compromismo con cada integrante.
Las madres inevitablemente son ejemplos.
Me alegro que Isabel y Maria se encontraran y lograran concretar su amor en carne y hueso.
Rompieron con esas estructuras y te pasaron los mejores valores, identificarse con lo que uno realmente es y quiere ser. También el amor. por esa suerte. Salutt

Gatto dijo...

jajaja que onda el anónimo?
En mi opinión no esta confuso, sino que te lleva y te trae, no es un cuento lineal, tiene un ritmo, ambiguedades que lo plantean distinto, lo que lo hace más interesante (sin hablar de la trama).
Pero bueno, yo no lo escribí y las críticas siempre sirven de algo

Vamos a seguir trabajando para usted?

DrAmA qUeEr dijo...

Igual se pierde todo el posible respeto a una crítica que dice que la estructura del relato es bastante "confuZa"...

Mels Petroff dijo...

Zoilaaaa...q lindo relato ...me conmoví...
Lo llenas de explicaciones divinas y hasta puedo oler el aroma de los lapachos,un abrazo querida!!!

Gi dijo...

:D H E R M O S O...y mas todavia por ser real

Unknown dijo...

emocionante, eco de mi historia.
saludos!!!

Lu dijo...

Sin palabras... la verdad es que el final me lleno de escalofrios el cuerpo!!!
Precioso!!!

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